Cuando tu cliente te compara con otros... no vendas, orienta

¡Hola!

Te ha pasado, ¿verdad?

Presentas tu propuesta, todo parece ir bien…
y el cliente suelta:

“Me gusta, pero estoy revisando otras opciones también.”

Y ahí, en ese preciso instante, muchos entran en modo “modo batalla”.

Intentan demostrar por qué son mejores.
Critican (sutilmente) a la competencia.
Empiezan a soltar más argumentos, más beneficios, más presión.

Y ese, amigo mío, es el momento exacto en que pierden la venta.

Porque cuando un cliente está comparando, no quiere que le vendan más fuerte… quiere claridad para decidir.

Y

si tú en lugar de presionarlo, te conviertes en su guía, pasas de ser una opción más…
a ser la voz que lo ayudó a tomar una buena decisión.

💡 ¿Cómo se hace eso?

Primero, reconoce lo que está haciendo sin resistencia:
“Súper válido que estés comparando, de hecho, yo también lo haría en tu lugar.”

Luego, hazle ver que tú no necesitas convencerlo…
“Más allá de si eliges trabajar conmigo o no, lo que sí te puedo compartir es lo que deberías tener en cuenta para tomar la mejor decisión.”

Y ahí, hablas desde la experiencia.
Le das criterios que lo beneficien.

Y que —oh sorpresa— coinciden con lo que tú ofreces.
Pero sin vender, solo orientando.

Y esto genera algo muy poderoso…

Confianza.

Porque el cliente siente que no estás desesperado por cerrar.
Siente que sabes lo que estás haciendo.
Y que, si te elige, es porque tú lo ayudaste a elegir con libertad.

Así que la próxima vez que un cliente te diga que está comparando…
No te frustres.
No lo veas como una amenaza.

Míralo como la oportunidad perfecta para mostrar quién eres:
no solo alguien que vende,

Sino alguien que realmente entiende cómo ayudar.

Te ha pasado que alguien volvió contigo después de haber visto otras opciones? Escríbeme, quiero saber qué hiciste diferente.

Nos leemos mañana

Claudia Ruiz