No te contestan porque no supiste cerrar

Hola

¿Te ha pasado?

Una reunión increíble.
Buena energía.

El cliente asiente, hace preguntas, sonríe.

Sales convencido de que el “sí” está a la vuelta de la esquina.

Le escribes al día siguiente…
y nada.

Silencio total.

Pasan dos días. Una semana.
Y ese cliente que parecía tan interesado simplemente… desapareció.

No responde.
No da excusas.
No da señales.

Y tú quedas ahí… pensando qué hiciste mal.

O peor, culpando al cliente por no ser “serio”.

Pero te voy a decir algo que tal vez no te guste:
el problema muchas veces no fue él.

Fuiste tú.

Porque si al final de la conversación no hubo claridad…
si no hubo una acción concreta, una fecha, un próximo paso…
entonces no fue un buen cierre.

Fue una charla agradable. Fue un “nos hablamos” disfrazado de avance.

Cerrar una conversación no siempre es vender.

Pero siempre es dejar el terreno preparado para lo que sigue.

Un seguimiento claro.
Una propuesta concreta.
Una fecha en el calendario.
Un compromiso, por pequeño que sea.

Porque si no cierras… el cliente sí. Cierra la conversación.

Cierra la ventana mental donde estabas tú.

Y se va con alguien que sí supo qué hacer después.

Mañana seguimos con otro de esos detalles que parecen pequeños, pero que marcan toda la diferencia al vender.

Nos leemos,

Claudia Ruiz

PD: Porfa, antes de irte, me ayudas con esto 👇🏻