Ese cliente difícil podría ser tu mejor aliado (si sabes cómo manejarlo)

¡Hola!

Seguro te ha tocado uno de esos clientes que desde el primer minuto parece que nada le cuadra.

Te cuestiona todo.
Te interrumpe.
Te lanza esa mirada como si ya supiera que no le vas a convencer.

Y claro, uno por dentro piensa: “Este es de los que no cierra ni con magia.”

Pero aquí viene lo curioso...
Algunos de esos clientes, si logras ganártelos, se convierten en tus mejores promotores.

¿La razón?

Porque son más exigentes, más escépticos, más difíciles de convencer…
Y cuando logras darles justo lo que estaban buscando, sienten que te lo ganaste.

Y ahí es donde cambia la historia.

Ese cliente que al principio era duro, ahora te recomienda, te defiende y habla de ti con más fuerza que nadie.

Pero claro, para llegar ahí hay que aguantar la curva.
No tomarte nada personal.
Y sobre todo, no intentar ganarlo discutiendo.

La clave está en escuchar más que hablar.
Preguntar con calma.
Mostrar seguridad sin arrogancia.

💬 “Entiendo que tengas dudas. Si estuviera en tu lugar, probablemente también las tendría. ¿Qué te ayudaría a sentir más confianza?”

Esa simple frase desarma más que 10 minutos de argumentos.

Porque cuando una persona siente que no la estás empujando, sino que la estás entendiendo, baja la guardia.

Y empieza a verte como un aliado, no como alguien que solo quiere cerrar.

Así que la próxima vez que te toque un cliente complicado…
No lo descartes.
Míralo como un reto.

Uno que, si logras superar, puede devolverte el doble en credibilidad, confianza… y nuevas ventas.

Dime, ¿has tenido algún cliente así? ¿Uno que parecía imposible y terminó siendo un promotor de tu trabajo?

Cuéntamelo, me encantaría saberlo.

Nos leemos mañana,

Claudia Ruiz