La confianza no se pide, se gana

Antes del “sí”, se construye credibilidad

Hola, hola…

¿Cuántas veces no nos pasa que queremos que el cliente confíe de inmediato?
Que nos diga que sí en la primera reunión, que se comprometa ya.

Pero la confianza no funciona así.
La confianza no se exige… se gana.

Y lo curioso es que se gana con detalles simples como,
Llegar preparado.
Hacer preguntas que de verdad tengan sentido.
Recordar lo que el cliente te dijo hace semanas.
Cumplir esas pequeñas promesas que parecen insignificantes.
Hablar claro de lo que puedes hacer… y también de lo que no.

Todo eso suma.

Todo eso le dice al cliente: “puedo avanzar contigo, me das seguridad”.

Pero…
¿Sabes qué pasa cuando intentas apurar ese proceso?

El cliente lo siente.
Y de inmediato levanta el freno.

Empiezan las excusas: “mándame la info”, “déjame pensarlo”, “lo reviso y te aviso”.

No es que no quiera comprarte.
Es que todavía no confía lo suficiente.

Porque confianza es coherencia.

Es que tus palabras y tus acciones estén alineadas.
Es que lo que prometes sea lo que cumples.

Te comparto algo que a mí me funciona: en lugar de pedir grandes compromisos de entrada, busca pequeños acuerdos como…

Un “agendemos 15 minutos el jueves”.
Un “te paso dos opciones y me confirmas cuál prefieres”.
Un “si te muestro un caso parecido al tuyo, ¿lo revisamos juntos mañana?”.

Esos micro “sí” generan tracción.

La tracción se convierte en confianza.
Y la confianza, tarde o temprano, abre la puerta al cierre.

Así que si hoy sientes que algunos prospectos se enfrían, quizá no es el precio ni el momento.

Quizá lo que falta es un poquito más de prueba, de claridad y de paciencia antes de pedir el gran “sí”.

Y dime, con toda sinceridad:
👉 ¿Qué haces tú para ganarte la confianza de un cliente nuevo?

Respóndeme a este correo, me encantará leerte.

Nos leemos pronto ✨
Un abrazo,

Claudia Ruiz

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