La diferencia silenciosa entre vender y convencer

¡Hola!

Hoy te voy a hacer una pregunta incómoda:

¿Estás vendiendo lo que tú haces… o estás resolviendo lo que tu cliente quiere?

Y te digo que es incómoda porque yo también estuve ahí.

Pasé mucho tiempo creyendo que ser buena negociadora era tener claro todo lo que mi servicio ofrecía.

Hablaba de funciones, procesos, herramientas, beneficios técnicos…
Y el cliente me decía:

“Suena bien, pero lo voy a pensar.”

Y yo salía con cara de: ¿Pero por qué? ¡Le conté todo!

Hasta que un día, una persona me dijo algo que me dio un golpe suave, pero directo:
👉🏼 “Claudia, el cliente no compra lo que tú haces. Compra lo que eso resuelve para él.”

Boom.
Ahí entendí todo.

No se trata de explicar tu oferta.
Se trata de conectar tu oferta con el problema no resuelto de tu cliente.

No digas: “Este sistema te permite gestionar reportes automáticos.”
Di: “Esto te ahorra 7 horas a la semana de trabajo repetitivo que puedes usar para cerrar más ventas.”

No digas: “Incluye asesoría personalizada.”
Di: “No vas a tener que adivinar nada. Te acompaño paso a paso para que tomes decisiones claras.”

¿Notas la diferencia?

Las características informan.
Pero las soluciones conectan.

Y cuando un cliente siente que lo entiendes, que sabes lo que le duele y que vienes con algo que realmente lo alivia…

No siente que le están vendiendo.
Siente que por fin alguien le está resolviendo.

Así que la próxima vez que presentes tu propuesta, hazte esta pregunta:
¿Estoy hablando de mí… o de él?

Ahí está la diferencia entre una venta más…
…y un cliente que te dice: “Esto es justo lo que estaba buscando.”

¿Te ha pasado que cambiaste una frase y de pronto todo encajó? Cuéntamelo, me encanta leerte.

Y mañana vamos a ver cómo usar las historias de otros clientes para vender sin que parezca que estás vendiendo.
Un arma poderosa si sabes cuándo y cómo usarla.

Nos leemos pronto,

Claudia Ruiz