No ganes la discusión. Gana la venta.

Si el cliente se siente vencido, no comprará. Pero si se siente comprendido, sí.

¡Hola!

Hay algo que todos los negociadores sienten en el fondo cuando se enfrentan a una objeción:

Ese impulso de “tengo que demostrarle que tengo la razón”.

Y sí, puede ser que tengas la razón.
Puede ser que tu solución sea mejor.
Que tu producto tenga más valor.
Que tus argumentos sean sólidos.

Pero si en el intento de ganar la conversación haces que el cliente se sienta equivocado…

Perdiste la venta.

Porque nadie quiere comprarle a alguien que lo hizo sentir mal.
Ni siquiera un poquito.

Si el cliente siente que lo “corregiste”, que lo llevaste contra la pared, que le ganaste la lógica…

No te va a premiar con su tarjeta.

Te va a premiar con un “déjamelo pensar”.

Vender no es tener razón.
Es hacer sentir.

Y si el cliente se siente comprendido, escuchado, acompañado… aunque todavía tenga dudas, aunque le falte claridad, aunque aún no entienda del todo…

Va a estar más abierto a avanzar contigo.

Porque tú no lo empujaste.
Lo guiaste.
Y eso se nota.

Se siente.

Y se agradece.

Así que la próxima vez que alguien te diga algo con lo que no estás de acuerdo, no respondas de inmediato.

Respira.
Escucha.
Valida.

Y responde como alguien que no quiere ganar una batalla…
sino construir una decisión compartida.

¿Te ha pasado que te ganaste al cliente cuando dejaste de “venderle” y solo lo escuchaste mejor? Escríbeme, me encantaría saberlo.

Nos leemos el lunes
Claudia Ruiz

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