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Pequeños gestos que pueden hacer que un cliente no confíe en ti
No es lo que dices, sino cómo lo dices lo que puede hacer que alguien dude.
¡Hola!
Hay algo que pasa en muchas negociaciones y que pocos notan.
Todo va bien, el cliente parece interesado, te hace preguntas, asiente con la cabeza…
Pero de repente, sin previo aviso, se empieza a alejar.
Su tono cambia, ya no parece tan convencido y, en el peor de los casos, desaparece por completo.
Y no, no es porque tu producto o servicio no le sirva.
A veces, lo que interfiere una venta son pequeñas señales que envías sin darte cuenta y que hacen que el cliente dude de ti.
Por ejemplo, responder demasiado rápido o demasiado lento puede afectar la percepción que tienen de ti.
Si tardas demasiado en contestar, sienten que no son prioridad.
Pero si respondes en segundos a todo, puede parecer que no lo analizaste bien o que estás demasiado ansioso por cerrar.
La clave es el equilibrio. No se trata de responder por responder, sino de dar una sensación de profesionalismo y control.
Otra trampa en la que muchos caen es el uso de frases que, sin intención, generan inseguridad.
Cuando le dices a un cliente “Creo que sí podemos hacerlo”, lo primero que pensará es: “¿Crees o puedes?”.
Si dices “Normalmente funciona bien”, lo que escucha es: “¿Y si justo esta vez no funciona?”.
O si dices “Déjame ver qué se puede hacer”, das la impresión de que estás improvisando en el momento.
No es que estas frases sean terribles, pero hay mejores formas de decir las cosas. En lugar de “creo”, di “podemos hacerlo y así es como funciona”.
En lugar de “normalmente”, refuérzalo con una prueba: “ha funcionado en X casos y por esto también funcionará para ti.”
Y quizás lo más común, hablar demasiado.
Hay negociadores que, cuando sienten que están cerca del cierre, siguen hablando y hablando para reforzar el mensaje…
Pero a veces, mientras más hablas, más dudas creas.
Hay momentos en los que lo mejor es callar y dejar que el cliente tome su propia conclusión.
Una pausa en el momento correcto puede hacer más que mil palabras.
Estas cosas pueden parecer detalles, pero en ventas, los detalles lo son todo.
Porque el cliente no solo escucha lo que dices, sino cómo lo dices.
Y en esos pequeños gestos puede estar la diferencia entre un cierre exitoso y un cliente que se va sin decir adiós.
Dime, ¿alguna vez notaste que un cliente cambió de actitud sin una razón aparente? ¿Sientes que a veces puedes estar transmitiendo dudas sin darte cuenta?
Escríbeme, me gustaría saber qué piensas.
Y mañana vamos con algo igual de importante…
Cómo hacer que tu cliente perciba más valor en lo que ofreces sin bajar el precio.
Porque cuando el cliente ve el valor, el precio deja de ser un problema.
Nos leemos mañana,
Claudia Ruiz
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