Todo iba bien... hasta que dijo “pero”

Cuando una objeción aparece al final, la mayoría entra en modo defensa. Pero hay otra forma de responder sin perder el cierre.

¡Hola!

Mira esto…

La reunión va bien.
Conectaste.

El cliente se muestra interesado.
Todo parece indicar que vas a cerrar.

Y entonces… lo suelta, justo al final:

— “Sí, pero no estoy seguro del precio.”
— “Sí, pero quiero hablarlo con mi socio.”
— “Sí, pero no sé si es el momento.”

Ahí cambia todo.

Tu energía.
La suya.

Y lo que parecía un “sí” se empieza a desvanecer.

¿Qué hacer en ese momento?

Bueno, lo primero es que no debes entrar en modo justificación.

No expliques de más.
No trates de convencer a la fuerza.

Porque lo único que vas a lograr es sonar desesperado.

Lo segundo, valida lo que siente.

Incluso si no estás de acuerdo.
Porque si el cliente se siente entendido, baja la guardia.

Y si baja la guardia… puedes abrir de nuevo el espacio para argumentar desde otro ángulo.

Y por último, prepárate para ese momento antes de que llegue.

Cuando sabes qué decir frente a las objeciones más comunes, tu seguridad cambia.

Tu lenguaje cambia.

Y la respuesta suena natural, no forzada.

Esta semana te he venido hablando de todo esto porque los cierres no se improvisan.
Se diseñan.

Y si no tienes herramientas, es fácil perder la venta justo cuando parecía que ya la tenías.

Nos leemos mañana
Claudia Ruiz

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