No es manipulación, es entender cómo piensa el cliente.
Convierte la indecisión en oportunidad con el enfoque correcto.
Cuando haces las preguntas correctas, las respuestas llevan al cierre.
Porque un mal manejo del precio puede costarte más de lo que imaginas.
La diferencia entre motivar al cliente y empujarlo al límite.
Si el cliente se queda estancado, esta táctica puede moverlo hacia el cierre.
Porque la mejor venta es aquella que no se siente como una venta.
Cuando crees que el cliente ya está convencido, ahí es cuando debes tener más cuidado.
Porque nada duele más que ver cómo se apaga una oportunidad que parecía segura.
Porque un 'no' no siempre significa lo que piensas.
Cuando un cliente cree que tomó la decisión por sí mismo, la negociación se vuelve más fácil.
No se trata de lo que vendes, sino de cómo lo transmites.